Notre-Drame

Arde Notre-Dame, historia de Europa y de la humanidad

ROBERTO SANTIAGO BARRIOS. 1.° Bachillerato HCS

Ayer, al filo de las siete menos diez de la tarde, se desataba un horrible incendio en la catedral parisina de Notre-Dame, el monumento más visitado de Europa y uno de los más visitados del mundo. Las llamas devoraban una de las catedrales góticas más importantes del mundo, símbolo de la cristiandad europea, pero sobre todo parte de la historia de esta.

La construcción de esta catedral se prolongó durante 180 años y el Papa Alejandro III visitó las obras en persona. En su interior, testigo de excepción de hechos tan importantes como la autocoronación de Napoleón ante el Papa Pío VII o la beatificación de Juana de Arco, se encuentra la corona de espinas que habría usado Jesús, además de contar con uno de los órganos más prestigiosos del mundo. El instrumento, obra de Aristide Cavaillé-Coll, tiene cinco teclados de 56 notas, un pedal de 32 notas, 109 juegos, 111 registros y 7.374 tubos.

La basílica es además un templo de enormes dimensiones. Su parte más elevada la ocupaba hasta ayer la aguja central de 96 m de altura. Las dos torres laterales miden 69 m, mientras que el techo tiene una altura de 43 m.

Este templo es además protagonista de una de las más célebres novelas de Víctor Hugo, Notre-Dame de París, conocida también como El Jorobado de Notre-Dame, un jorobado que ayer, como todos nosotros, vio arder una parte de su historia, de Francia y de toda la humanidad.

Nuestros sentimientos están con todos los franceses y sin duda con la ciudad de París, una ciudad que la reconstruirá, la levantará de nuevo y volveremos a visitarla, cuando, como el Ave Fénix, resurja de sus cenizas.

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