Valentina: the influence of a good teacher can never be erased

Redacción de Cosas del Senara

Tras cinco años de servicio en el IES Senara, la profesora de inglés, Dª Valentina Hernández Casado, se jubila al finalizar el curso. Cosas del Senara le ha realizado una entrevista en la que pasa revista a sus inicios en la profesión, su experiencia laboral dentro y fuera de España, sus años en Babilafuente y sus sueños de futuro.

En cuanto a tu formación, ¿Cuál era tu sueño de pequeña?

Conocer mundo.

Como sabéis yo nací en un pueblo pequeño de los Arribes del Duero. (Entonces tendría unos 1000 habitantes, ahora no sé si llega a los 600). Allí viví de manera continuada hasta los 14 años, edad a la que me marché a estudiar a Zaragoza. Después vinieron el COU en Madrid, la carrera de Filología Inglesa en Salamanca, diversas estancias en Londres, la universidad en EEUU. Los estudios y el trabajo me llevaron a ese sueño que he ido completando con estupendos viajes en mis vacaciones.

¿Cuándo decidiste estudiar la carrera que te ha formado? ¿Por qué? ¿Tenías otras opciones?

Decidí estudiar Filología Inglesa en el segundo trimestre de mi primer año en la facultad. Yo me había matriculado en Filología Francesa (el francés fue mi primera lengua extranjera) en la Universidad de Salamanca, pero había cursado COU en Madrid. En febrero me llaman de la Secretaría de Filología y me dicen que mi matrícula no es efectiva, porque les falta parte de la documentación y que debo ir a Madrid en persona a recogerla. Así hice y, al no estar matriculada de forma oficial, decidí cambiar las prioridades y estudiar inglés como primera lengua y francés como segunda. Entendí que el inglés me proporcionaría más salidas profesionales que el francés en aquel momento.

¿En qué momento supiste que la enseñanza era tu vocación?

Muy pronto, cuando era todavía estudiante.

Durante los veranos yo volvía al pueblo y siempre había alguien que me pedía que le diera clases particulares a sus hijos. Así empecé a tener contacto con la enseñanza, así me pagué mis estudios y así decidí dedicarme a esta estupenda profesión.

De no haber sido profesora, ¿en qué otra profesión te verías realizada?

Es difícil imaginarse en otro trabajo después de 36 años dedicada a la enseñanza, pero supongo que también hubiera sido feliz dedicándome a la asistencia social o a la psicología.

¿Has tenido algún profesor que te haya influido especialmente?

Mi profesora de párvulos y de primaria. La primera por su afectividad y la segunda por su nivel de exigencia. En la escuela de mi pueblo descubrí el placer de aprender cosas nuevas.

Un lugar favorito en todo el mundo.

Tengo tantos que es imposible quedarme con uno. Por mi trabajo y por mis estudios he tenido la suerte de vivir en diferentes partes de este país y del extranjero. Guardo especial recuerdo de Colby College en Waterville, Maine, y de la Universidad de North Caroline en Chapel Hill, en EEUU, donde fui profesora de español durante 4 años y donde pude estudiar en un estupendo programa de doctorado. De Oxford, Cambridge o Canterbury donde he podido seguir formándome como profesora de inglés gracias a becas de diferentes instituciones.

Cracovia (Polonia)

Dejando el trabajo y los estudios a un lado también he tenido la suerte de poder disfrutar de estupendos viajes de vacaciones de los que siempre te traes estupendas imágenes que se te quedan en tu cabeza. Guardo especial recuerdo de Perú, Méjico, La India, Nepal, Egipto, Túnez, Petra y de todos los países europeos en los que he estado. De España me gusta todo, del norte al sur, del este al oeste, siempre hay rincones nuevos que conocer, gastronomía que degustar, amigos y familia con los que compartir.

Viajar es una de mis pasiones y me siento muy afortunada de poder conocer tantos “lugares favoritos en todo el mundo”.

En cuanto a tu trayectoria profesional, antes de llegar al IES Senara, ¿qué otros destinos han marcado tu trayectoria profesional?

Yo empecé trabajando como profesora de español para extranjeros en 1983 en Salamanca. Un buen día encontré un anuncio en la facultad en el que se convocaba una entrevista para una plaza de Teacher Assistant en Colby College, en Maine, EEUU. Me presenté, me seleccionaron y en septiembre de 1984 estaba en Estados Unidos. Allí estuve dos años, me preparé para acceder a la Universidad para cursar estudios graduados, realicé los GRE (exámenes específicos para acceso a estudios graduados en la Universidad en EEUU) y elegí la universidad que me ofreció mejores condiciones para lo que yo quería hacer. Me fui a UNC en Chapel Hill, donde di clase de español y realicé un Master.

En 1988 me ofrecieron desde Colby College ser la directora del programa que tenían con la Universidad de Salamanca y así volví a mi ciudad.

Seguí colaborando con la Universidad organizando unos campamentos en inglés durante el verano de 1989. En septiembre de ese año pensaba marcharme a Barcelona para estudiar un Master en enseñanza del español para extranjeros cuando me llamaron para ofrecerme un trabajo de profesora de inglés en un centro privado en Alba de Tormes. Allí estuve dos años hasta que en 1991 se cruzó la oposición de secundaría en mi camino y después de pasar por Zamora, Salamanca, Íscar, Zamora (de nuevo) y Santa Marta llegué a Babilafuente. Entre medias, en 1996, me volví a EEUU para enseñar inglés en Los Ángeles.

¿Cómo caracterizarías a los alumnos de este instituto?

Los alumnos del IES Senara en mi opinión son, en general poco trabajadores, amantes de las fiestas locales, muy cercanos y poco conflictivos. Es fácil dar clase a este tipo de alumnos, aunque a los profesores nos gustaría que mostraran más interés por el estudio.

¿Podrías definir el IES Senara con tres palabras?

Solo una: familiar.

Desde que entras por la puerta hasta que sales te sientes en casa. Creo que no hay sentimiento mejor.

¿Qué diferencias encuentras entre los alumnos de secundaria en España y los de EE.UU?

Me resulta muy difícil responder a esta pregunta ya que mi experiencia en EEUU fue más extensa en la universidad.

En secundaria estuve en Los Ángeles, California, enseñando inglés en un centro bilingüe. La mayor parte de mi alumnado era de origen latino (mejicanos, salvadoreños, guatemaltecos, hondureños) de primera o segunda generación y algunos emigrantes recién llegados. Unos totalmente bilingües al hablar, pero analfabetos al escribir o leer; otros sin ningún conocimiento de la lengua inglesa. El instituto estaba en Lynwood, cuidad residencial blanca en los años 70, afroamericana en los 80 y latina en los 90, con enormes problemas raciales que se extrapolaban al instituto. Fue una experiencia muy dura pero muy interesante.

No creo que el instituto Hosler de Lynwood sea representativo de la enseñanza secundaria en Estados Unidos, pero quizás sí de muchos estados con altos índices de emigración.

¿En alguna ocasión has llegado a identificarte con tus alumnos? ¿Por qué?

He intentado estar cerca de mis alumnos y he procurado ayudarles siempre. Identificarme con ellos siempre que veo a algún alumno con ganas de aprender y de ampliar horizontes. Pero siempre he tenido muy claro la barrera que separa al profesor del alumno. Creo que cada uno tiene que saber cuál es su sitio.

¿Qué ha sido lo más satisfactorio de tu trabajo? ¿Y lo más ingrato?

El contacto con los alumnos y con mis compañeros

Fue muy satisfactoria la respuesta de mis alumnos y de los compañeros con el proyecto de ayuda a la erradicación del Pian.

Lo más ingrato sin duda todo el papeleo que nos exige la administración y el cambio constante de leyes de Educación.

En cuanto al futuro inmediato, ¿qué retos, qué actividades afrontarás en esta nueva etapa que está a punto de comenzar?

De momento, disfrutar de las vacaciones de verano viajando con amigos y descansando con la familia. A partir de septiembre haré mi programación para los siguientes meses. Tengo muchos intereses e inquietudes que espero llevar a cabo. Viajar y participar en algún proyecto social serán la prioridad inmediata.

¿Qué consejos das a tus compañeros de profesión y a tus alumnos?

Mis compañeros no necesitan ningún consejo, son geniales y no dudo de que hacen las cosas lo mejor que pueden.

A mis alumnos, que respeten a sus profesores, que aprendan de ellos, porque lo único que nos mueve es ayudarlos a abrirles la mente al mundo y a darles herramientas para que puedan manejarse mejor en el presente y en el futuro.

Quiero terminar dando las gracias a toda la comunidad educativa del IES Senara: he pasado cinco años con vosotros y me he sentido muy bien, con libertad para enseñar como me gusta y para realizar aquellas actividades que se me han ido ocurriendo. Gracias por vuestra acogida y participación en mis proyectos.

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