¿Están los políticos a la altura de la ciudadanía?
Opiniones a partir del artículo Descrédito de Manuel Vicent
A partir del artículo de Manuel Vicent, “Descrédito”, publicado en EL PAÍS el 18 de enero de 2018, los alumnos de 2º de Bachillerato expresan sus opiniones en este foro de actualidad. Puedes expresar la tuya añadiendo un comentario a esta entrada.
Por Álvaro Miguel Martín
La clase política española no está ni mucho menos a la altura de la ciudadanía. Ahora mismo se encuentra estancada, donde políticos, sin ideas, piensan en cómo reducir o parar la crisis que se avecina.
Todo lo que está viviendo España, un país que se encuentra al borde de un conflicto civil en Cataluña, se debe al enorme fracaso de la clase política, ya que ha sido incapaz de unir a los españoles y generar ilusiones.
El único camino que debe seguir España es la regeneración para recuperar ilusiones y metas comunes. Es la hora de tomar conciencia del momento histórico que nuestro país vive y pasar de la estrategia a la acción. En definitiva, toca exigir a la clase política estar a la altura de los ciudadanos y, en caso de no conseguirlo, pedirles que dejen paso a otras personas capaces de liderar.
Por Belén Barrios Vaquero
El panorama político español en la actualidad presenta gran inestabilidad y controversia. Los políticos generalmente anteponen sus intereses a los de la población, cuando se debería tener más en cuenta las necesidades que esta presenta.
Por esta razón, la clase política no se encuentra a la altura de la ciudadanía y cada vez con más frecuencia la población está mostrando rechazo y descontento hacia las formas de gobierno y sus representantes. El papel que desempeñan los gobernantes en la evolución y organización de un país debería ir orientado a la consecución de una sociedad en la que los ciudadanos se sientan parte de ella, se tengan en cuenta sus opiniones y preferencias y en la se respeten sus derechos y libertades.
De esta forma, los políticos deben orientar sus acciones para encaminarlas a alcanzar el bien común del país sobre el que gobiernan.
Por Alicia Martín Pavón
La clase política actual está más formada en su ámbito de lo que se podía estar anteriormente, pero por lo visto, no por ello están más capacitados para desempeñar sus cargos. En estos momentos todos los políticos buscan su propio beneficio y también buscan perjudicar a otros partidos de ideologías diferentes a las suyas, en lugar de pensar en el bien común y, sobre todo, pensar en el bien de los ciudadanos que van a gobernar. Estos políticos prometen muchas propuestas en sus programas electorales para conseguir los votos de los españoles, pero una vez llegan al poder no cumplen todo lo que habían prometido y, cuando se ven allí arriba, comienzan a dejarse llevar por la avaricia, dando lugar a la corrupción de la que ningún partido se encuentra libre.
En resumen, creo que la clase política actual debería esforzarse más por tener contentos a los ciudadanos, en la medida de lo posible, claro.
Por Selena González Romero
Hoy en día la clase política está claramente desprestigiada y la ciudadanía considera que los políticos no están a la altura de la democracia. Tenemos unos políticos mediocres, sin ideas y sin ganas de hacer nada para cambiar las cosas. El descrédito de los políticos se ha ido acelerando en los últimos diez años; solo la aparición de nuevos partidos ha permitido parar la caída. Los políticos de nuestros días están faltos de un proyecto político nacional y, sobre todo, popular, como de un relato coherente que explique dónde estamos y hacia dónde hemos de ir.
Por Roberto Santiago Ramos
Ante la pregunta de si tenemos los políticos que nos merecemos, simultáneamente surge otra de mayor relevancia e igual calado: ¿cumplen los políticos las funciones que tienen asignadas, respecto a sus elevados salarios?
En mi opinión la respuesta es rotundamente no. Solamente hay que echar la vista atrás, para comprobar la necesidad de nuestra clase política de convocar tres procesos electorales, para llegar a una serie de acuerdos que habrían sido posibles sin gastar, nada más y nada menos, que ciento setenta millones de euros, siempre con la sombra del ya conocido despilfarro a costa del contribuyente.
Bien es sabido que cualquier tiempo pasado casi siempre fue mejor. ¿De veras alguien puede imaginarse un pacto entre Unidas Podemos y Vox por el bien de España? Pues aunque a algunos les pueda parecer mentira, hubo un tiempo, en un reino para nosotros ahora muy lejano, en que para salir de un largo periodo de tinieblas y terror, un grupo de hombres de Estado, seres mitológicos allá donde los haya, consiguieron no sin dificultades limar asperezas y lograr un bien común en beneficio de los ciudadanos de ese reino. Gracias a ellos y al esfuerzo de un rey consiguieron para todos y cada uno el derecho de ser considerados ciudadanos del reino.
Aunque para ello un ratón comunista y un gato muy derechista, en otro tiempo enemistados y muy diferentes en cuanto a lo que a ideas se refiere, se tuvieran que sentar juntos para ayudar al reino y a sus ciudadanos a salir de la lúgubre historia, en la que habían estado sumidos durante más de cuarenta años.
Para aquellos que no lo sepan, aquel reino construido desde las tinieblas es este que hoy llamamos España. En aquellos años nuestro país enfilaba el camino de la transición para convertirse en una democracia, tras más de cuarenta años sumidos en una dictadura, resultado de una cruenta Guerra Civil, en la que todos los españoles se vieron sumidos.
Aquella generación de hombres de Estado, con nombres tan célebres como Adolfo Suárez, Torcuato Fernández Miranda, Felipe González, Miguel Roca, pasando por el ratón de nuestra historia, Santiago Carrillo, o el gato, Manuel Fraga, supieron encontrar una posición común en todo aquello que les unía frente a lo que les separaba.
Aunque parezca mentira, cuarenta años después de aquello, encontramos que hoy en día solo vale lo que separa a nuestros políticos, no lo que les une: un proyecto común para ellos, que debería ser España. Añorar el pasado y lamentarse no sirve de nada, mucho me temo que mientras ellos sigan cobrando sus salarios y fracturando a la sociedad, nos adentraremos de nuevo en las tinieblas. Puede que esta vez sí, el viaje sea de no retorno.
Rafael García Monsalvo
La política española está viviendo malos momentos. Nuestros políticos no son capaces de llegar a un acuerdo para gobernar el país. Hace años este problema no lo tenían los ciudadanos, ya que existían muchos menos partidos y los gobernantes eran capaces de dialogar para llegar a un acuerdo de gobernabilidad. Ahora nuestros partidos políticos no se preocupan por la situación de los ciudadanos, sino que solo les importa su interés. Parece que han olvidado los asuntos importantes: economía, sanidad, educación, bienestar social…
Este abandono hace que los ciudadanos estén más cansados de la política y no ven a ninguno de los candidatos aptos para dirigir un país, porque ¿de verdad eran necesarias otras elecciones?
Daniel Paradinas Blázquez
Después de tantas elecciones en un periodo corto de tiempo, uno se plantea el por qué no surte efecto un pacto de gobierno a la primera, cuando normalmente podría ser así.
Desde mi punto de vista, España no es un país fácil de gobernar, pues tiene retos muy complicados que ha de resolver. La gente vota al partido que cree capaz de enfrentarse a los grandes problemas; sin embargo, a la hora de gobernar (si hay gobierno estable) se limita a resolver minucias y revestirlas de grandes éxitos para dar prestigio tanto al líder como al partido. La clase política olvida que han de centrar su atención en los problemas prioritarios. Esta falta de atención a lo importante puede deberse o bien a la dificultad de “lidiar” con los graves problemas de España, o bien a la mediocridad de unos políticos para estar al frente de nuestro país.
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