La democracia del aburrimiento

MANUEL DE CASTRO DE DIEGO. Alumno de 1.º de Bachillerato HCS

La sociedad en general infravalora el aburrimiento. Sí, lo ve como algo gris, monótono, de días de gripe o cosas así, eso supongo. Tal vez sea fruto de la cultura del “ya” y del consumo; sí, esa misma que nos ha impuesto que no podemos “no hacer nada” y que ha inundado nuestras casas con pantallas para el fin de erradicar el aburrimiento. Sin embargo, la mayoría de la gente ni sospecha que el aburrimiento es la semilla de la que surge la diversión y la creatividad. Un mar embravecido antes debe estar en calma, ¿no? Pues eso mismo me pasó una noche de verano. No sé si en aquella no salía nadie o era yo el que quería aburrirme encerrado en casa. Tanto da, lo importante es lo que descubrí en cifras exactas.

¿Qué podría hacer una noche de verano solo y en casa? Me puse a recopilar datos de población de los pueblos de la comarca, viendo su evolución en una tabla, calculadora en mano. Me saltó la curiosidad por la que los medios y sus denunciantes llaman la España “vacía” o “vaciada” y me pregunté si vivía en esa zona de nuestro país con menos densidad de población que Laponia (nótese la ironía). La buena noticia es que aún no pasa eso; la mala es que en cuarenta años sí. No me refiero a la zona de las Villas, cuya población desaparecería matemáticamente en doscientos cuarenta años, sino a la parte norte de la Mancomunidad de Cantalapiedra y las Villas, etso es, las Guareñas o Tierra de Cantalapiedra. Actualmente pierden de media setenta y cinco habitantes anuales, teniendo tres mil. Y no soy demógrafo ni mucho menos, pero apostaría lo que fuera a que cuanta menos gente hay en un sitio, mayor es el ritmo de despoblación, sobre todo si se cuenta con la posible robotización del campo en esta nueva revolución industrial del siglo XXI.

Y no solo es que esa zona desaparezca, sino que el instituto al que van los chicos y las chicas que viven en las Guareñas podría cerrar, al carecer de los alumnos que acuden todas las semanas. Y no hay que olvidar que ese mismo IES da servicio a las Villas. ¿Qué pasaría con las parejas jóvenes, si ven que sus hijos no pueden acceder a una educación en un sitio cercano? ¿Querrían quedarse o marcharse? La desaparición de la Tierra de Cantalapiedra, o al menos de la mayor parte de su población, tendría efectos nefastos en la zona sur de la Mancomunidad: posible efecto bola de nieve.

Mientras tanto, ¿qué se dice desde la Junta de Castilla y León? Se nos informa de que la próxima reforma sanitaria hará que desde las localidades menos pobladas van a tener que pedir cita para que el médico vaya al pueblo. ¿Qué es esto sino un medio para cerrar de facto consultorios y despedir a médicos? La Junta no puede cerrar las consultas, están en manos de los ayuntamientos, pero con esta medida pueden anular nuestro derecho de la atención sanitaria diaria. Además, los centros de referencia perderían personal médico, empeorando la calidad sanitaria. La Junta ha puesto un clavo más en el ataúd en el que se enterrará la España rural. Pero no es solo eso, sino que se ha anunciado que se despedirán quince profesores y maestros en la provincia de Salamanca en los lugares “en los que menos se necesitan”. Eso es: en los pueblos. No es que desde la esfera política solo se utilice la defensa de la España vaciada como arma arrojadiza y luego se olvida, sino que ellos mismos, los gobiernos autonómicos y el Gobierno, ayudan a agudizar el problema.

Pero retomando sobre el tema inicial… el aburrimiento. Uno de estos domingos de invierno me vi absorbido por ese estado y saqué a pasear a mi perro para ver si se me aclaraban las ideas. Entonces vi que las vallas para el encierro ya estaban empezando a montarse para las fiestas de San Blas en Babilafuente y recordé con pesimismo las cifras que hallé en aquella noche de verano. ¿Por qué nosotros, los jóvenes, no hacemos nada? ¡Cobardes seríamos si esperásemos que nuestros mayores, que son mayoría aquí, protestaran! Ellos ya cumplieron con su servicio, tienen que descansar como es debido. No soy taurino, allá ellos si se organizan para hacer eso. Pero del mismo modo podrían salir para defender al pueblo, porque al final no tendrán lugar donde celebrar sus festejos. Al fin y al cabo, si los políticos no hacen nada, tenemos que ser nosotros, y sobre todo los jóvenes, quienes nos levantemos para parar esto. La democracia no se basa en votar y olvidarse, democracia significa “gobierno del pueblo” y no “aristocracia electiva”, porque es lo que estamos generando ahora: aristócratas. Por ello, debemos tomar esta palabra, democracia, y obligarlos a que pongan freno a la despoblación. Y eso no se consigue en una jornada electoral, eso se consigue día a día.

No querría que lo último que se rezara en la iglesia de mi pueblo fuera un requiem

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