Cañas y aceitunas

LUCÍA SÁNCHEZ DE LA TORRE. 1º de Bachillerato HCS

Chopin a todo volumen en mi cabeza. Veo pasar urbanitas al ritmo de la sonata.

Son las nueve, está anocheciendo. Una cerveza de barra se ha vertido en el cielo, y el mar en calma de un día primaveral tranquilo se ha vestido de bronce anunciando la noche.

Las golondrinas entran y salen en el escenario mientras que unos cuantos polluelos tartamudean con brío.

Una pelota rueda calle abajo y se pierde entre las mesas de una terraza. Dos niños corren tras ella, como hienas compiten por ganar trofeos huesudos y no morir de hambre.

Los camareros se limpian la frente con la manga y tiran cañas y cuencos con aceitunas a los clientes desde sus bandejas.

Cinco ancianos charlan en un banco. Discuten el precio de la patata y los buenos usos del ajo.

Unos taxistas han pausado la jornada y conversan serenos, de pie frente a sus vehículos.

Tres estudiantes salen de la plaza y cruzan la escena vigorizados.

Las parejas vienen y van como lo hacen sus besos.

Una tendedera recoge sus aparejos. El barquillero se aleja por una callejuela cabizbajo.

Los de las empanadillas están cerrando. El zapatero ya lo ha hecho hace un rato.

La tertulia llena el ambiente. La gente anda, corre, salta… La vida sigue y pasa.

Los últimos rayos me llenan el rostro de alegría. Sonrío mirando al cielo con las piernas extendidas.

La brisa acaricia mis mejillas. Eolia besa mi frente.

Mi pituitaria se baña en frituras y romeros, y mi tímpano baila la música del murmullo.

Sentada en un banco pedregoso del Mercao observo almas de ciudad ir y venir, disfrutando de una tarde radiante de abril.

Abro los ojos y me ubico en el jardín de casa. Me he sumergido tanto en mis pensamientos y en mis ganas de salir, que he perdido la razón de estar donde ahora estoy.

Sonrío. Sonrío porque sé que cuando abran las rejas volveré al Mercao para ver reír.

Volveremos a comer aceitunas, a beber acompañados… Volveremos a tirar la caña y a pescar recuerdos entre piedras de Villamayor.

Volveremos allí. Y esta vez, no será un paseo por mis pensamientos.

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