Entrevista a Marisol Hernández

REDACCIÓN DE COSAS DEL SENARA

Marisol, en la biblioteca del instituto, el día de la entrevista. FOTO: JF Pablos

Mª Soledad Hernández Pérez, profesora del Departamento de Lengua Castellana y Literatura, con destino definitivo desde el curso 2012/2013 en el IES Senara, deja el centro por traslado a un instituto de Salamanca. La Revista Cosas del Senara, aprovechando la apertura del centro para la evaluación de 2.º de bachillerato, le ha hecho una entrevista en la que desglosa su entrega a la Literatura (con mayúscula), sus sueños de botánica, su deuda con maestros y escritores, su mirada de Las Villas y su compromiso con nuestra revista.

En cuanto a tu formación, ¿de dónde surge tu pasión por la lengua española?

Más que por la lengua española, mi pasión fue y es la Literatura. Es la literatura, el leer a los clásicos españoles lo que me hizo conocer y amar mi propia lengua. No fui una excelente estudiante de lengua, pero con la literatura descubrí un mundo nuevo. Soy de una generación en la que no había tanta pantalla para entretenerse. Los libros y el cine eran nuestro ocio, nuestra forma de soñar y a veces de viajar…

¿En qué momento supiste que la enseñanza era tu vocación?

Ha sido siempre, no hubo un momento concreto. La influencia estaba en casa, mi padre fue maestro, y el dedicarme a la enseñanza siempre fue mi objetivo. Hubo un momento, cuando estaba estudiando en la Universidad que supe que o me dedicaba a la docencia o a trabajar con los libros. Eran mis dos pasiones.

De no haber sido profesora, ¿en qué otra profesión te verías realizada?

Si no fuera profesora de enseñanza secundaria, hubiera sido maestra de infantil o profesora de pedagogía terapéutica, lo tengo claro. Es decir, me resulta muy difícil no verme como docente. A veces hasta me preocupa, porque pienso que no sé hacer otra coso. Por otra parte, si dejo la imaginación volar también me gustaría trabajar en un invernadero cuidando plantas, o en una librería escuchando a los cliente, aconsejando libros de poemas… pero eso son solo idealizaciones.

¿Has tenido algún profesor que te haya influido especialmente?

Por supuesto, Josefina Roldán, mi profesora de Literatura y Cecilio Borrego de Latín, los dos en 2º de BUP. Para mí los dos son el prototipo del profesor que ama aquello que enseña y sabe despertar la curiosidad del alumno, además de hacerte sentir bien en clase con confianza y con respeto.

¿Qué lectura o lecturas te han influido más?

Es una pregunta difícil de contestar porque son muchos los libros que me han acompañado en momentos de mi vida. Es verdad que algunos los he leído con mucha pasión,  emoción y se hacían muy reales. Me impresionó mucho la primera lectura de La Odisea; El Quijote sí me ha influido, pues lo he leído varias veces, con distinta edad y cada vez la lectura es diferente; también recuerdo el momento en que leí Crimen y castigo, tenía 16 años y me marcó mucho, otros que recuerde que me dejaran una huella especial fueron La montaña mágica de Thomas Mann o El ensayo sobre la ceguera de José Saramago. Pero el escritor que más me ha influido, hasta en la forma de entender el mundo es Miguel Delibes, creo que sus libros me han construido como persona, sus personajes y la ternura con la que los trata me han emocionado siempre.

¿Cuál es tu escritor favorito?

Aunque en la pregunta anterior te he dicho que Miguel Delibes, mis escritores favoritos son aquellos que compusieron las epopeyas, los cantares de gesta medievales y el romancero viejo castellano. Los autores anónimos de esos poemas y esas narraciones que se escucharon durante siglos y siglos, que de alguna manera fueron propiedad del pueblo que las cantaba y las hacía suyas, las re-creaba cada vez que se recitaban. Y esos poemas los leo yo hoy, los vuelvo a escuchar. Para mí tienen un valor especial, porque me unen a gentes distantes en el tiempo y en el espacio. Esas composiciones parece que hermanan a la humanidad… me emocionan.

¿Y tu movimiento literario preferido?

Soy muy clásica, el Renacimiento por el cambio de mentalidad, por la apertura al conocimiento, la vuelta a los clásicos greco-latinos; el Romanticismo, por todo lo que tiene de rebeldía ante la norma, ante lo establecido, es el despertar del hombre como creador; y la Generación del 27.

¿Una cita?

Unos versos de Quevedo:

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Marisol, durante el recital de poesía, en la Semana Cultural del curso 2012/2013. FOTO: JF Pablos

En cuanto a tu trayectoria profesional, antes de llegar al IES Senara, ¿qué otros destinos han marcado tu trayectoria profesional?

En todos los institutos donde he impartido clase, he estado muy bien. Solo tengo una pequeña espina con un centro en Salamanca, donde solamente estuve un año, y parece que pasé “sin pena ni gloria”, quizás porque éramos muchos alumnos y muchos profesores. Pero de todos los demás guardo buen recuerdo. Son muchos: La Bañeza, Astorga, Sahagún de Campos, La Vaguada de la Palma, el Torrente Ballester, el Valle del Tiétar, Piedrahíta y el Senara. Este Centro es en el que más tiempo he estado, ocho años. No es mucho, pero será mi instituto de referencia, creo que  me he comprometido aquí bastante, pero también estoy agradecida, porque he recibido mucho: cariño, confianza, respeto y reconocimiento.

¿Cómo caracterizarías a los alumnos y al instituto de Babilafuente?

Me sale una sonrisa. Yo he estado muy bien aquí, desde el primer momento conecté bien con los alumnos, me sorprendían quizás porque había que “tirar” mucho de ellos en clase, moverlos, motivarlos… A veces sales cansada por la energía que tienes que poner. Aquí siempre me ha preocupado la ociosidad o la comodidad. Parece que les cuesta plantearse metas de futuro, sueños… Pero por otra parte, también hay algo que los caracteriza, la nobleza, son gente muy noble, sin doblez, los conoces enseguida. También son alumnos muy agradecidos. En general, creo que me he llevado bien con todos los alumnos, he tenido buena relación. Sé que los voy a echar de menos

Si tuvieses que elegir un momento en el IES Senara, ¿cuál sería?

Yo no renuncio a ninguno de los días que he pasado aquí, me resulta difícil elegir un momento, porque me ha resultado tan fácil estar en las aulas con los alumnos, he aprendido de ellos y me lo he pasado bien, me he reído tanto que es complicado elegir un momento. Más que un momento, estoy orgullosa del curso en el que llevé un club de lectura con las madres, me gustó mucho, lo dejé por falta de tiempo. Y otro momento especial fue mi tutoría del curso pasado, cuando entregué las notas y titularon todos los alumnos. Fue especial porque me parece que lo conseguimos entre todos, entre los profesores y los alumnos. Fue una forma de trabajar en equipo, me gustaría que fuera así siempre.

¿Qué expectativas tienes en tu nuevo destino?

No son expectativas. Deseo, como todos, estar a gusto, dar bien las clases, trabajar bien; pero con discreción y prudencia. Hace ya muchos años que no estoy en un instituto en la ciudad. Me gustan los centros de los pueblos, son más familiares, más entrañables…

La revista Cosas del Senara vive gracias a personas como tú, que has conseguido que muchos alumnos escriban para ella. ¿Qué crees que ha quedado por hacer en la revista? ¿Cómo orientarías su futuro?

Me he acercado tarde a la revista, había una razón: el pudor. Me daba pudor tanto escribir yo en ella, como enviar textos de mis alumnos, por el hecho de que no tuvieran calidad. He tardado en darme cuenta de que es una revista de instituto, no es una revista de tirada nacional. La revista mantiene vivo el centro, es un punto de unión y de comunicación entre todos. Cambié la forma de ver las cosas, cuando me di cuenta de que publicar en ella era un acicate para los alumnos; está bien que a los alumnos les ponga buena nota, pero los motiva más poder ver lo que han escrito publicado en ella, les enorgullece. Por eso este año “me he lanzado a la piscina”, era uno de mis objetivos, que  pudiera publicar aquello que hacíamos en clase. Además los alumnos saben dar mucho, pueden expresar mucho, mostrar puntos de vista diferentes y personales, esto enriquece a todos y es un complemento para la formación académica.  

Me gustaría que hubiera más colaboración de los profesores, en el sentido de llevar nuestras experiencias del aula a Cosas del Senara, porque me parece que en las aulas se trabaja mucho y muy bien en todas las áreas; la revista es el vehículo a través del cual toda la comunidad puede conocer lo que se hace, así se aportan ideas aprovechables para todos.

Por otra parte, Fernando nos lo pone fácil, el trabajo de montaje lo hace él, rápido y eficaz. A mí me gusta ver cómo ha ido tomando dinamismo, pero es bueno que tenga actividad, es necesario que los profesores participen y se planteen publicaciones y trabajos de los alumnos.

La marcha de todas las personas siempre supone una pérdida; en este caso el centro pierde una buena profesora de Literatura, una mujer comprometida con sus alumnos, una tutora excelente, una persona hecha de algo más que alma, venas y médulas. Los alumnos de su nuevo instituto pueden sentirse afortunados. Nosotros nos quedamos más huérfanos, esperando su pronta visita para celebrar la vuelta a la normalidad, la vida y la Literatura.

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