Echar el cierre
LUCÍA SÁNCHEZ DE LA TORRE. 2.º Bachillerato HCS

Acompañada por la nostalgia, publico hoy estas últimas palabras antes de cruzar definitivamente la puerta del Senara y dejar atrás nuestro querido refugio de chapa azulada. Así como el día de la graduación mis ojos no pudieron evitar volverse brillantes, hoy despido la revista del centro con ineludibles aires tristes. Son momentos cargados de emociones varias: incertidumbre y entusiasmo por la nueva etapa que comienzo, y melancolía y quebranto por este ciclo que cierro.
En cuanto a la revista Cosas del Senara, he de confesar que me costó entrar. Quise meter la cabeza en tercero de ESO, pero mi timidez aventajaba a mis ganas. Un curso después, más suelta, acudí a la primera reunión de la redacción y propuse a Fernando, capitán del barco, dar sonoridad al boletín. Aún recuerdo la cara de sorpresa que puso algún tripulante… De esta forma, me sumergí en el divertido mar de las entrevistas. Ya en bachillerato y a raíz de la cuarentena, opté por los relatos y los textos de opinión, los cuales me sirvieron para darme cuenta de que la escritura no era solo mi guarida. Finalmente, en este último curso empecé con las viñetas. Esta tira gráfica que hoy finalizo ha sido un alivio dentro de un curso que me tenía en tensión cada segundo.
Ahora bien, antes de escribir el inevitable punto final, quisiera destacar en estos párrafos a aquellos que han estado mostrándome su apoyo y que, con sus ánimos y aportaciones, han hecho posible la llegada a la trigésimo cuarta viñeta.
En primer lugar, me gustaría enviar un afectuoso abrazo a todas aquellas personas que, o bien durante todos estos domingos, o bien durante los tres cursos que he participado en la revista, han leído, escuchado o visto mis publicaciones. Gracias a todos vosotros por dedicarme un ratito de vuestro tiempo.
Asimismo, debo hacer una mención especial a mi familia, que ha sido fanática de primera fila. Fue ella la que se hizo con una tableta gráfica para que yo pudiera convertir mis ideas físicas en dibujos digitales, ha sido ella la que me ha encendido la bombilla cuando parecía fundida y, por supuesto, es ella la que sigue en alerta cada uno de mis pasos para levantarme en cada tropiezo.
También deseo saludar a mis amigos, que han seguido la tira de viñetas desde la primera hasta la última.
Además, refiriéndome a cuestiones educativas, quisiera mostrar mi agradecimiento en esta publicación a los profesores que me han dado clase durante estos años. Cada uno de ellos ha inspirado en mí el deseo de enseñar, que es una tarea fundamental para la sociedad y una labor muy bonita. Gracias a todos por vuestro trato cercano, por la magia de vuestras tizas y por la pasión latente en cada una de vuestras clases.
Ahora bien, en concreto, me gustaría brindar unas líneas a José Fernando Pablos Navazo, profesor de latín y director de la revista Cosas del Senara. Gracias a él he podido explorar rincones creativos que desconocía y he tenido un lugar en el que plasmar mis pensamientos, mi credo y mis emociones, de manera libre y sin presiones de ningún tipo. Su labor en la revista es meritoria y sus esfuerzos por hacerla crecer son inconcebibles. Gracias, Fernando.
Acerca de esta última idea, concluyendo, quisiera dejar un mensaje para aquellos alumnos que se quedan: la revista del instituto es un medio magnífico para que descubráis y os manifestéis. Tenemos una suerte inmensa de contar con ella y, por ende, debemos mantenerla. Es cierto que el tiempo es oro y que la vergüenza triunfa; pero hay que respirar hondo, armarse de valor y de ganas, y adornar el Senara con líneas y palabras. Aquí dejo, para vosotros, la llave de esta puerta de chapa que hoy baja. De corazón espero que alguien continúe y que a éste le sigan otros.

Se me queda pequeña la hoja en blanco para todo lo que me gustaría decir, pero ya es hora de despedirse, echar el cierre y partir. Confieso que, después de un tiempo pintando de colores el Senara, echaré de menos abrir el programa de dibujo y bocetear, pintar, delinear…
Lo digo mucho últimamente, ahora me repito: las despedidas siempre se hacen llorosas, puede que demasiado breves también, y me encantaría que esta durara tanto como para no irme jamás.
Mi tramo en el instituto y en la revista han concluido, y es ahora cuando puedo asegurar que no hubiera sido tan entretenido ni tan plácido sin cada una de las personas que me han acompañado. De nuevo, gracias.
Esto ha sido todo, Senara. Recuerda siempre que, aunque yo me vaya de ti, eternamente tú estarás en mí.
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