Entrevista a Consuelo Ramos Sánchez
Consuelo Ramos Sánchez, profesora y orientadora, con destino definitivo en el IES Senara desde el curso 2011/2012, se jubila después de treinta y siete años dedicada a la enseñanza. La Revista Cosas del Senara le ha hecho una entrevista en la que nos revela, con la pasión que la caracteriza, qué ha sido lo más satisfactorio en su vida profesional y cómo ha aprendido cada día de compañeros y alumnos.
Empezando por tu formación, ¿cómo y cuándo surge tu pasión por la pedagogía?
Siempre supe que mi profesión tenía que estar relacionada con las relaciones personales: ámbito educativo o sanitario. En el momento en que empecé a contactar con alumnado de diferentes edades, en el ambiente escolar, mi pasión por la pedagogía empezó a dispararse. Y no ha parado aún. Porque he descubierto que la pedagogía es imprescindible en muchos ámbitos de la vida social, no solo el escolar y académico.
¿En qué momento supiste que la enseñanza era tu vocación? ¿De no haber sido profesora/orientadora, en qué otra profesión te habrías visto realizada?
Supe que la enseñanza era mi verdadera vocación en el momento en que tuve que responsabilizarme de un aula, de un grupo de niños y niñas de 6 años y sentí sus miradas esperando mis palabras y mis propuestas. Ver cómo me seguían (unos más y otros menos, por supuesto), notar el efecto que yo producía en su crecimiento día a día, percibir su cariño y su entusiasmo. Es que me lo pasaba (y me lo paso) muy bien con mis alumnos y alumnas. Supe que mi vocación era enseñar/ orientar, porque me lo pasaba genial en el aula.
De no haber sido profesora/orientadora me hubiera dedicado al ámbito sanitario.
¿Has tenido algún profesor que te haya influido especialmente cuando eras estudiante?
No recuerdo a ninguno/a en especial pero sí los recuerdo a todos. Es que cada profesor o profesora influyó de una forma diferente en mí y, entre todos, fueron marcando mi personalidad y mi futuro.
¿Hay algún compañero de trabajo que te haya influenciado especialmente?
Ha habido dos personas que me han influido especialmente: mi marido, profesor de Matemáticas, al que conocí en uno de mis destinos. Compartir mi vida con un docente ha sido una suerte. Sus reflexiones sobre educación, nuestras conversaciones y también nuestras discusiones (no tenemos los mismos puntos de vista, obviamente), su escucha cuando me llevaba el trabajo a casa (no he conseguido evitarlo) han sido determinantes en mi vida profesional.
También mi hermana (orientadora), con la que compartí nuestros primeros pasos en esta profesión y con la que he mantenido una estrecha y enriquecedora colaboración profesional.
Y en general, mis compañeros y compañeras de departamento, a lo largo de todos estos años, gente estupenda y con una dedicación inquebrantable, en especial mis PT (profesores de Pedagogía Terapéutica).
En cuanto a tu trayectoria profesional, antes de llegar al lES Senara, ¿qué otros destinos han marcado tu camino?
He recorrido mucho hasta llegar aquí, al Senara. Aprobé dos oposiciones, las de Educación Primaria y las de Secundaria. Empecé trabajando en Yecla (Murcia), después El Espinar (Segovia), luego en Vara de Rey, Belmonte, Las Pedroñeras y San Clemente (Cuenca), después Aranjuez (Madrid) y por fin a Babilafuente, en mi tierra natal, Salamanca.
Cuando llegaste al Senara, ¿qué es lo que más te llamó la atención del instituto? ¿Cómo lo caracterizarías? ¿Cómo definirías a sus alumnos?
Cuando llegué al Senara lo primero que me llamó la atención fue la forma circular de su edificio. Me pareció muy bonita estructura. Ahora me parece que esta forma refleja el espíritu de integración de nuestro instituto. También me llamó mucho la atención el silencio y la tranquilidad entre clase y clase. El contraste del bullicio al acabar la clase y el silencio al iniciarse la siguiente.
Está muy claro que el Senara se caracteriza por ser un centro rural integrador, que respeta y acepta con naturalidad la diferencia. Es el centro donde convive el alumnado de una zona muy amplia de localidades dispersas, con todos los valores del ámbito rural. El Senara es un trampolín para el alumnado desde el cual salta para alcanzar sus sueños y proyectos. Es un centro que compensa las carencias de los espacios rurales respecto a los urbanos y que añade, además, todas las características de los pueblos.
El alumnado del Senara es un alumnado espectacular. Su mirada es noble, directa, de frente. Tiene un gran corazón. Los alumnos y las alumnas del Senara son muy buena gente. Se ganan el cariño del profesorado y de todos los profesionales que hemos tenido la suerte de trabajar con ellos. Quizá les falta un poco de ambición, en general, en el ámbito académico. Se conforman con el aprobado cuando pueden conseguir el notable o el sobresaliente, porque tienen capacidad intelectual más que suficiente para conseguir mejores resultados. Los chicos y chicas aceptan muy bien las diferencias e integran con naturalidad a todo tipo de alumnado.

Todos los compañeros del claustro conocemos y valoramos tu trabajo como orientadora, pero para aquellas personas ajenas al mundo de la educación, ¿podrías explicar cuál es la labor de una orientadora de un centro educativo?
No es fácil explicar de forma rápida y resumida las funciones de la orientadora. Es una intervención global en el centro, en estrecha colaboración con jefatura de estudios y profesorado tutor. Los ámbitos de actuación son: el alumnado (individualmente y como grupo), el profesorado (tutor, de área y de grupo) y las familias.
Los planes que configuran la tarea orientadora son:
- Plan de atención a la diversidad: necesidades educativas especiales, dificultades de aprendizaje, necesidad de compensación educativa y altas capacidades; organización de los apoyos educativos, asesorar al profesorado y equipos docentes sobre estrategias y materiales adecuados al alumnado con características diferentes.
- Plan de acción tutorial. Coordinar y apoyar la labor del profesorado tutor.
- Plan de orientación académica y profesional: informar y ayudar al alumnado y a las familias en las decisiones a tomar en su trayectoria académica y explicar alternativas para continuar estudios académicos o profesionales.
Es una labor de escucha constante y de relacionar los diferentes aspectos que inciden en cada alumno o alumna, en cada grupo o en cada nivel para encontrar alternativas y estrategias que mejoren el aprendizaje. Es una tarea de recogida y transmisión de información de los tres ámbitos de actuación para detectar, evaluar, diagnosticar y coordinar las intervenciones que sean necesarias para atender estas necesidades educativas.
El trabajo como orientadora te permite conocer al alumnado desde una perspectiva diferente a la del profesorado en el aula y así conseguir una visión de conjunto completa del centro educativo.
Durante tu estancia en el centro has desarrollado muchos proyectos y actividades dentro del Plan de Acción Tutorial ¿Hay alguna de estas actividades de la que guardes un recuerdo especial?
Ha habido muchas actividades de las que guardo un recuerdo especial. Puedo destacar el trabajo sobre figuras femeninas desconocidas que, sin embargo, han sido fundamentales en el progreso de la humanidad. Cada aula tiene ahora el nombre de una de estas mujeres. En las puertas se puede encontrar el resumen de su historia y aportación.
Recuerdo también la emoción del lazo humano realizado en el patio contra la violencia de género, las grullas de papiroflexia que adornan las aulas realizadas para el Día de la Paz, los diversos talleres…

En el desarrollo de tu trabajo siempre has tenido un mayor contacto con aquellos alumnos con dificultades de aprendizaje. ¿Qué has aprendido de ello?
Es una pregunta preciosa, porque, efectivamente, el alumnado con dificultades de aprendizaje me ha enseñado lo mejor de esta profesión. He aprendido de ellos la capacidad para aceptar sus límites y encontrar su lugar aceptando las diferencias con los demás. He aprendido con ellos a resistir el rodillo de sistema y aceptar resultados negativos después del esfuerzo realizado, una y otra vez. He aprendido con ellos a agradecer, a empatizar, a sentir la alegría cuando, después de muchos fracasos, encuentran su camino y empiezan a disfrutar de él.
Con mi alumnado con dificultades de aprendizaje he aprendido que los contenidos de las asignaturas se pueden aprender en cualquier momento o, incluso, algunos, no aprenderlos y, sin embargo, encontrar su sitio en la sociedad, ser útiles y sobre todo ser felices.
Nuestra tarea sí cambia vidas, que tocamos vidas para siempre y que permanecemos en el recuerdo del alumnado.
Haciendo un resumen de tu trayectoria como profesora/orientadora, ¿qué ha sido lo más satisfactorio de tu trabajo? ¿Y lo más ingrato?
Lo más satisfactorio, sin duda, ha sido el día a día con el alumnado. Y también con el profesorado y personal de los centros educativos. Vivir el ritmo de un instituto es vivir la vida en ebullición, con sus alegrías y tristezas, ilusiones y desilusiones, frustraciones y esperanzas. Es conocer a personas diferentes y participar en su crecimiento. Lo más satisfactorio ha sido, a lo largo de mi vida profesional, comprobar que nuestra tarea sí cambia vidas, que tocamos vidas para siempre y que permanecemos en el recuerdo del alumnado. A veces se acierta y a veces no, pero la entrega de la inmensa mayoría de los docentes es evidente y poco reconocida.
Lo más ingrato, sin duda, es la incomprensión y falta de reconocimiento de la sociedad en general y de la Administración en particular. El profesorado y el alumnado somos meros números para la Administración; los docentes estamos totalmente solos ante las dificultades, sin ningún apoyo de la misma y sufriendo ataques injustificados por ignorancia o incomprensión. Parece que todas las soluciones a los problemas sociales pasan por la educación, pero nadie se ocupa realmente de ella, no se cuenta con el profesorado, que es el que sabe lo que ocurre en las aulas, no importa que las ratios sean elevadas ni que se nos ahogue con papeles y datos que luego no se reflejan en el día a día de las aulas.
Nuestra profesión es la más bonita del mundo, pero no todas las personas sirven para ser docentes y si, además, se ataca, se menosprecia y se infravalora, me temo que en un futuro muy cercano nos faltará profesorado en las aulas. Y una máquina nunca podrá sustituir al profesor o profesora, porque la educación va de relaciones humanas.

Si tuvieses que elegir un momento relevante en el IES Senara, ¿cuál sería?
No sabría decirlo. En los últimos diez años el IES Senara ha evolucionado de una forma muy rápida y positiva. Se ha convertido en un IES conocido y reconocido, se ha hecho visible. Lo demuestra la brillante participación en concursos, olimpiadas, proyectos…
Conseguir el sello ambiental de centro sostenible o celebrar el XI Premio de Traducción FONS SALVTIS, el primer puesto en el III Encuentro de Ajedrez Intercentros, realización de actividades, carreras y campañas solidarias, y muchos logros más, ha sido posible gracias al trabajo y constancia de los equipos directivos y docentes del IES Senara. Son muchos los momentos relevantes.
Los resultados de nuestro trabajo no se ven a corto plazo, a veces ni a medio plazo. Pero el trabajo de los docentes es imprescindible en nuestra sociedad.
¿Qué consejos darías a tus compañeros de profesión y a tus alumnos?
A mis compañeros y compañeras de profesión les diría que disfruten con su trabajo. A pesar de los contratiempos y dificultades siempre se puede encontrar la chispa alegre y divertida. Los resultados de nuestro trabajo no se ven a corto plazo, a veces ni a medio plazo. Pero el trabajo de los docentes es imprescindible en nuestra sociedad. Que no lo olviden. Y que la enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza sino de corazón a corazón, que enseñar es tocar vidas para siempre.
También quiero decirles que cuiden y apoyen a las personas que asumen la responsabilidad de formar el equipo directivo. Son muy valientes cuando dan el paso y aceptan esa responsabilidad en un momento difícil y sin apoyos. Sin ellos y ellas, los centros no funcionan.
A los alumnos y alumnas quiero decirles que sueñen a lo grande, que solo se hace realidad lo que se sueña y que pueden conseguir lo que deseen. Que nunca se rindan. Que los errores sirven para aprender, sin ellos no se avanza; tienen todo el derecho a equivocarse. Es necesario equivocarse para avanzar. Lo importante es seguir y no darse por vencidos.
También quiero decirles que confíen en sus profesores y profesoras, que solo desean lo mejor para ellos. Que son sus entrenadores intelectuales y que sigan sus consejos y recomendaciones. Los triunfos del alumnado son los triunfos del profesorado. Sus profesores y profesoras no son sus enemigos nunca. Son las personas que más y mejor pueden ayudarles y siempre están dispuestas a ello.
Tanto a los profes como al alumnado quiero decirles que sean felices. Que disfruten del camino.
Dejas atrás una etapa muy especial de tu vida, ¿qué vas a echar de menos de tu trabajo?
Lo que más voy a echar de menos es el contacto personal diario con el alumnado y con el profesorado. Sin duda, las relaciones humanas que se viven en un centro educativo.
¿Qué planes o proyectos tienes preparados para esta nueva etapa de tu vida?
Pues… no tengo planes ni proyectos preparados. La vida siempre te va ofreciendo ocupaciones y propuestas. Voy a dejarme sorprender. Pienso vivir intensamente lo que vaya llegando. Procuraré retomar, mantener y cuidar a mis amistades, leer, pintar al óleo, restaurar muebles antiguos, viajar, ir más al cine, al teatro, a conciertos… Disfrutar.
Comentarios recientes