Lisístrata: una solución griega para la paz

JOSÉ FERNANDO PABLOS NAVAZO, profesor de Latín y Cultura Clásica

Vivimos con espanto el último de los conflictos bélicos de este mundo, la guerra de Ucrania, y nos preguntamos los porqués de esta sinrazón. ¿Cómo es posible que, con la experiencia adquirida a lo largo de los siglos, los seres humanos quieran seguir resolviendo sus diferencias con las armas? ¿Qué nos ha enseñado la historia? ¿Cómo resolvemos el conflicto?

Para esta y otras cuestiones el mundo clásico siempre tiene una respuesta, por eso griegos y latinos son clásicos. En la comedia Lisístrata, de Aristófanes, encontramos una solución ingeniosa y atrevida. Lisístrata es la protagonista y su nombre significa “la que resolvió el ejército”, es decir, la que lo licenció, dando lugar a la terminación de la guerra.

El drama es un patriótico llamamiento a la paz expresado con un lenguaje humano, a veces procaz. Aristófanes, un comediógrafo ateniense de los ss. V-IV a. C, no solo reivindica la paz, sino también el papel que las mujeres pueden jugar para alcanzarla. Se trata de una comedia revolucionaria a ojos de un griego del s. V a. C. y que conserva su vigencia a los ojos de hoy.

En el año 411 a. C., al representarse la comedia, Atenas y Esparta se enfrentan en la Guerra del Peloponeso. Todas las ciudades de Jonia se habían aliado a Esparta y Atenas solo contaba con la fiel Samos. Aristófanes, sin embargo, no ve a Atenas sola, sino que ve su relación con los demás pueblos helénicos. Había ideales y normas. Pelear entre sí pueblos de la misma procedencia y cultura era traicionarse unos a otros. Un pueblo que busca su bien, sin pensar en el de los otros pueblos, no hace más que comprometer su vida y su futuro.

La novedad es el marco que propone el poeta: intervienen las mujeres. Ellas son las que sufren las consecuencias de las guerras. Privadas de sus maridos, consortes del lecho, sostén del hogar y que lloran al hijo que va a la guerra y no regresa.

Las situaciones cómicas en torno a las ganas del varón y sus efectos evidentes son la constante

Aristófanes da un paso más: en el hombre la vida está regulada por el sexo, existe una exigencia animal en ello. Y ahí encuentra Lisístrata la solución: esta mujer ateniense convoca a las mujeres de las demás polis en guerra para proponerles una huelga de sexo. Idea atrevida, aun entonces, pero novedosa. Y toda la trama de la comedia gira en torno a esta idea y norma: no cumplir la mujer con el varón, hasta que se firme la paz.

Para resolver el conflicto desatado en Ucrania vamos a necesitar nuevos argumentos, pero la visión de Aristófanes de un mundo panhelénico, en el que quien busca solo su bien sin pensar en los demás solo destruye la sociedad, así como el papel humano y decisivo de las mujeres entonces, pero sobre todo hoy, nos abre una puerta a la esperanza.

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